Ebitda y salud mental: ¿Se relacionan?

La relación entre rentabilidad y bienestar laboral

El mundo empresarial ha estado históricamente enfocado en maximizar sus indicadores financieros clave, y el EBITDA (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization) es uno de los más utilizados para medir la rentabilidad operativa de una compañía. Sin embargo, muchas empresas subestiman un factor crítico que impacta directamente en este indicador: la salud mental de sus trabajadores.

A pesar de los avances en la gestión de recursos humanos, la salud mental sigue siendo un tema secundario en muchas organizaciones. La ausencia prolongada de empleados debido a problemas de salud mental no solo afecta la moral del equipo, sino que también repercute negativamente en la productividad y en la rentabilidad general de la empresa.

Costos ocultos de las ausencias laborales

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión y la ansiedad cuestan a la economía mundial un billón de dólares en pérdida de productividad cada año. En Chile, estudios recientes han indicado que cerca del 30% de las licencias médicas están relacionadas con trastornos mentales, lo que genera un impacto directo en los costos empresariales.

Cuando un trabajador se ausenta por licencia médica prolongada, la empresa no solo debe afrontar el pago de seguros y reemplazos temporales, sino que también experimenta una disminución en la eficiencia y una posible sobrecarga para los empleados restantes. Esto puede traducirse en un deterioro en la calidad del servicio o producto ofrecido, afectando directamente las proyecciones de EBITDA.

Productividad y bienestar: una relación directa

Diferentes estudios han demostrado que las empresas con una cultura organizacional enfocada en el bienestar de sus empleados tienden a ser más rentables. Factores como la reducción del estrés laboral, la promoción de la flexibilidad horaria y el acceso a programas de apoyo psicológico han mostrado mejoras significativas en la retención de talento y en la productividad.

Un estudio de la Universidad de Oxford reveló que los empleados felices son hasta un 13% más productivos. Esto demuestra que invertir en salud mental no es solo una cuestión ética, sino también una estrategia clave para optimizar los indicadores financieros de una empresa.

Medidas preventivas y correctivas

Para minimizar el impacto de la salud mental en el EBITDA, las empresas deben adoptar estrategias efectivas, entre ellas:

  1. Implementación de programas de bienestar mental: Acceso a psicólogos, terapias y actividades de manejo del estrés dentro del entorno laboral.
  2. Horarios flexibles y trabajo remoto: Permitir una mayor conciliación entre la vida personal y laboral.
  3. Capacitación en salud mental para líderes y empleados: Sensibilización sobre la importancia del bienestar emocional y cómo gestionarlo en el trabajo.
  4. Ambientes de trabajo saludables: Reducción del estrés laboral mediante prácticas como espacios de descanso y cultura de reconocimiento.

El costo de no actuar

Las empresas que no abordan la salud mental en el lugar de trabajo pueden enfrentar pérdidas financieras sustanciales. Los altos niveles de ausentismo, la rotación de empleados y el desgaste laboral son factores que impactan negativamente en los resultados financieros y en la sostenibilidad de la empresa a largo plazo.

En un mundo donde la competitividad es clave, integrar el bienestar mental en la estrategia empresarial ya no es una opción, sino una necesidad.

Si una empresa busca optimizar su EBITDA, ¿no debería también priorizar la salud mental de quienes hacen posible su operación diaria?